Por: karismendi
Hay personas que no pueden evaluar una situación o evento con claridad y sosiego, ya que prefieren la acción ante la reflexión. Accionan de forma precipitada, con carencia de juicio u objetividad, sin conocer las partes que componen una situación o evento. Hasta pueden llegar a asumir posturas rígidas, basándose en sólo un segmento de la historia… como resultado interpretan y juzgan. Sólo gritan y enmudecen a los demás, porque no quieren salir de su posición. Prefieren no escuchar a enfrentar las situaciones o reconocer que su percepción sobre alguien o la situación era errónea. Es ahí donde se lastiman o se pierden las relaciones… ¿Por qué nos da tanto trabajo escuchar? ¿Será a caso, que tenemos miedo a confrontar nuestros propios pensamientos?
Para algunas personas es más “fácil ” sacar sus prejuicios y corajes, mediante gritos e insultos, censuran a los demás porque no quieren escuchar, porque ya estaban determinadas a juzgar …
Una persona que actúa de forma impulsiva, puede ser poco tolerante, y juzga con facilidad, porque se le dificulta analizar y llevar un proceso introspectivo. Pueden llegar a ser personas demandantes, aferradas a sus posturas, se les dificulta aceptar sus errores; muestran poca o ninguna flexibilidad para escuchar a otros. Sus pensamientos y emociones están comprometidos con juicios y corajes.
Ante las situaciones o circunstancias que se presenten en la vida… respira, oxigena tu mente, cuerpo y espíritu. Analiza, y si es necesario vuelve a analizar…¡cambia el pensamiento dañino! que te puede llevar a actuar, entender o creer que tienes la necesidad o derecho de juzgar a los demás. Aprende a escuchar e invierte más tiempo en valorar las relaciones (amistades, pareja, familia, etc.) que juzgándolas, ya que puedes terminar alejándolas de ti. Al final, tus juicios y corajes se transforman en tus acciones, y éstas sólo hablan de quien eres tú, no de cómo son los demás. ©karismendi
Author Keila ArismendiPosted on October 17, 2016October 17, 2016