“Los hombres son iguales en sus promesas, es en sus actos donde difieren” – Moliére
Nuestra sociedad parece estar en un continuo proceso de cambio acelerado, que ha provocado cambios en la forma en que nos relacionamos con otras personas, con nuestro propio ser y nuestro ambiente. Ésta transformación es una constante, e impacta todas las áreas de nuestra vida. Sin embargo, no empece a los cambios y demandas: sociales, económicas, familiares o personales que podamos experimentar uno de los valores que sigue siendo vital para poder llevar a cabo nuestras responsabilidades es: el compromiso. Un compromiso implica, no tan solo una responsabilidad, sino una estipulación o convenio entre una o más partes. Es un valor que describe el carácter de una persona, cómo se relaciona, y cúal es su sistema de valores en general. Ya sea que establezcamos un convenio: laboral, familiar, social, entre otros; el compromiso que establezcamos se va a regir por ciertos requerimientos y obligaciones entre cada una de las partes involucradas. Usualmente nos motivamos a cumplir nuestros compromisos externos, es decir, todos aquellos que van dirigidos hacia otras personas.
Cada rol que desempeñamos requiere un tipo de compromiso. Recientemente, mientras intentaba hacer un reencuentro con un grupo de amigas, me encontré con la siguiente situación: lograr que cada una de nuestras agendas coincidiera, para poder separar un día, una hora y un lugar en donde todas pudiéramos reunirnos. Entre todas teníamos un sin fin de compromisos, con los hijos, esposos, compañeros, familia, trabajo, el hogar. Dentro de todo, pudimos establecer un acuerdo. El día de nuestro encuentro hubo risas, nostalgia, compartimos experiencias y nos pusimos “al día “ , con los eventos que pasaban en nuestras vidas. En nuestras conversaciones sobresalieron comentarios como: “hacen falta estos ratitos”, “necesitaba liberar el estrés”, “muchas responsabilidades”, “debemos sacar más ratitos para compartir”, todas decíamos lo mismo. De repente, me veía a mí misma compartiendo pensamientos y situaciones similares.
Era inevitable que me pusiera a reflexionar sobre el encuentro y los puntos discutidos. ¿Será un asunto de responsabilidad elevada, que nos lleva a comprometernos tanto, que no dejamos espacio para nuestro compromiso con nosotras mismas? ¿Cuándo fue la última vez que saque un espacio en mi agenda para mí? ¿Será una actitud egoísta si me dedico un tiempo solo para mí? Me encontré reflexionando sobre mi propio compromiso, convenio y responsabilidad para conmigo misma. La sociedad, el mundo está en cambio constante, sacar un tiempo, un espacio y establecer compromisos con una misma es un acto de salud, y amor propio. Si yo no estoy bien, ¿cómo podré cumplir con mis compromisos? Decidí comenzar a hacer cambios en mi rutina, y a establecer nuevas reglas para evaluar los compromisos que asumiré en el futuro.
Les comparto algunas de las reglas o convenios:
1. El primer paso para establecer un compromiso conmigo misma es estar consciente de cuáles son mis responsabilidades y tener claro cuáles son los requerimientos de cada compromiso que asumiré.
2. Si tengo claro el compromiso, tendré claro las metas y podré establecer los objetivos.
3. Establecer un inventario de habilidades, capacidades y fortalezas en general con las que cuento, me ayudará a elegir con qué me puedo comprometer; establecer y cumplir con la responsabilidad adquirida.
4. Al trabajar con mi agenda, o el tiempo para cumplir con mis responsabilidades, no olvidar tomar un espacio para mí, ya sea unas horas, media hora, una vez en semana, ese tiempo es para mí.
5. Mantener presente que soy humana y no debo sobrecargarme. Como dice el refrán de sabiduría popular: “Uno se arropa hasta donde le llegue la sábana”.
6. No es una actitud egoísta, sino de amor propio, el sacar tiempo para mí misma y cuidar de mi salud emocional, mental, física y espiritual, debo estar bien, para poder cumplir con mis responsabilidades.
7. Ser congruente con lo que pienso, digo y hago.
Espero que tanto mi grupo de amigas, al igual que yo podamos comprometernos con los cambios que deseamos ver en nuestras vidas. Todas podemos hablar de cambios y compromisos, pero al final del día, son nuestras acciones las que nos diferencian. Esperamos encontrarnos en las navidades que se avecinan, confío en que nuestras agendas tengan el espacio. La vida está tan acelerada y hay tantos cambios, pero la responsabilidad es un valor que va de la mano con el compromiso, que no podemos eludir. No empecé a todas las responsabilidades que asumamos, el mayor compromiso de todos, es con nosotras mismas y con los seres que amamos. El convenio que deja mayor satisfacción es cuidarnos entre sí.
Author Lcda. Keila C. Arismendi, M.A Published on Nov 02, 2019 at “Mujeres con Vision“